María Guadalupe Pérez Pérez
Secretaria de Actas
Coordinadora del Defensor del Profesor de ANPE-Madrid
No cabe la menor duda de que este curso escolar está siendo complejo y difícil para el docente. Así nos lo manifiestan los profesores que se han puesto en contacto con el servicio del Defensor del Profesor. Ellos mismos nos describen situaciones que les están desencadenando un importante estrés emocional.
Durante la pandemia los docentes han tenido que averiguar cómo enseñar en línea, adaptarse a las TIC, hacer cursos para mejorar sus capacidades para impartir clases virtuales.
En una situación normal los profesores habrían disfrutado de este nuevo aprendizaje, pero para un porcentaje de docentes se ha convertido en una experiencia frustrante, ya que están bajo una fuerte presión para aprender algo nuevo en un tiempo limitado. Perciben que la situación escapa de su control y eso les genera sentimientos de impotencia e incompetencia, que les provocan estrés ocupacional. Muchos nos refieren que han perdido la capacidad de desconectar del trabajo.
El virus ha provocado un deterioro en la interacción del profesor con sus alumnos, ha cambiado su metodología. Tienen que estar pendientes de la higiene y del uso de la mascarilla. No se pueden acercar para solucionarles una duda o corregir sus cuadernos.
Las actividades grupales no se pueden realizar, hay que mantener la distancia.
Muchos de ellos nos comentan lo agotador que es estar todo el día con el “no”: “no compartas bocadillo”, “no toques, no toques”,” lávate las manos”, “ponte gel”.
Está claro que la pandemia ha complicado la labor del profesor.
A todo ello hay que añadir el miedo al contagio del coronavirus, a contraer la enfermedad. Profesores que se han puesto en contacto con nosotros nos cuentan que, por edad y enfermedades previas, pertenecen a los grupos de riesgo, pero han tenido que desempeñar su actividad profesional de forma presencial, ya que la Administración no ha contemplado en ningún momento la adaptación del puesto de trabajo, para que pudieran desempeñar la docencia a distancia.
Han sentido falta de apoyo y ayuda de la Administración, hecho que no ha ocurrido con otros colectivos de trabajadores.
Vivir una situación imprevista, nueva, desconocida y desconcertante como la actual influye en la salud mental. La pandemia puede desencadenar un importante estrés emocional, que provoca incertidumbre y miedo.
Los docentes son pilares fundamentales para la educación y formación de la sociedad. Es por ello de gran importancia su estado de salud, no solo física sino también mental.
Es primordial que sea reconocido y valorado socialmente el trabajo que hacen y han hecho los profesores en esta pandemia.
La sociedad debería apreciar el esfuerzo del profesorado, tanto a nivel pedagógico como didáctico, que ha buscado siempre como fin “el querer lo mejor para sus alumnos”, intentando, con sus buenas cualidades personales, ayudarles en cuanto han necesitado en momentos tan difíciles.
Está claro que la pandemia ha complicado la labor del profesor