Un inicio de curso que preludia el fin de un ciclo
Francisco Melcón Beltrán
Presidente de ANPE-Madrid
El curso 2014-2015 es el de la implantación de la LOMCE, una ley educativa que nace sin consenso, en una coyuntura de disminución constante de la inversión educativa y que no es la que el sistema educativo necesita. Seguiremos trabajando por que el desarrollo normativo reconozca la importancia de la función docente y la enseñanza pública, y mostrando nuestra oposición a sus aspectos más controvertidos.
Se ha iniciado un año más con deficiencias notables, con plantillas incompletas en los centros, lo que ha ocasionado desajustes organizativos y malestar en los equipos docentes, que no han podido realizar adecuadamente las tareas iniciales de coordinación didáctica y pedagógica. Unas actividades cuya trascendencia e importancia parecen relativizar las autoridades educativas, al no considerar una prioridad los nombramientos de profesores, en su totalidad, el primer día de curso.
El fiasco de la implantación de la FP Básica es la muestra más palmaria de la falta de planificación y rumbo de esta Consejería, que ha publicado la normativa correspondiente en los primeros días de septiembre, una vez iniciado el curso, bloqueando a los orientadores, que no han podido proponer a los alumnos para cursar este ciclo con suficiente antelación. Se han cerrado grupos por falta de alumnos y se ha prescindido de profesores que iban a impartir este tramo educativo.
Seguiremos trabajando por que el desarrollo normativo reconozca la importancia de la función docente y la enseñanza pública
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En otro orden, es alarmante la escasa oferta y la falta de plazas en módulos de Grado Medio y Superior de Formación Profesional, que no atiende, ni de lejos, la actual demanda de estos estudios en unos momentos difíciles para los jóvenes de nuestra comunidad, una evidencia más de las consecuencias negativas de la disminución de recursos e inversión educativa. Ahora que parece que volvemos a la senda del crecimiento económico, deben revertirse los recortes injustos de los últimos cinco años, cuyos efectos se han cebado con los servicios públicos y han hecho tanto daño a la enseñanza pública y a su profesorado.
La quinta congelación salarial de los funcionarios, anunciada por el ministro de Hacienda, nos alcanza de lleno. Sus efectos, a los que hay que añadir la supresión de la paga extra, suponen en Madrid una pérdida del poder adquisitivo cercana al 30 %. Es preciso que el Gobierno de la Nación rectifique y la abone en su integridad, por haber sido injustamente suprimida en 2012, y que legisle para lograr la compensación salarial del IPC acumulado en esta legislatura.
La consejera de Educación madrileña debe gestionar, ante el presidente regional y la Consejería de Hacienda, la devolución inmediata de los cuarenta y cuatro días transcurridos desde la fecha de devengo hasta la de supresión en 2012. Asunto sobre el que ya hay sentencias inequívocas que consideran este descuento no ajustado a derecho y resuelto en otras comunidades donde ya se ha pagado o se va a pagar, fruto de la negociación y el entendimiento de los sindicatos con la Administración, algo impensable en Madrid.
Abogamos por la eliminación de la tasa de reposición de efectivos fijada por ley para la educación, de forma que pueda transformarse el empleo precario en estable. Madrid necesita reducir la altísima tasa de eventualidad en las plantillas docentes –un 25 % de profesores interinos–, pues las necesidades de contratación superan ampliamente la limitación que impone esta tasa en la actualidad y del 50 % que anuncia el Gobierno para 2015 en sanidad y educación.
La sustitución de los profesores hasta que no han transcurrido diez días lectivos es una medida dañina para la calidad educativa. Durante esos días sin sustituto, en que los profesores van rotando en el cuidado de los alumnos, el servicio educativo no se presta en las debidas condiciones y los centros se transforman en un servicio de guardería y custodia con apariencia de normalidad educativa, gestionado con altas dosis de voluntarismo por el profesorado y los equipos directivos.
Las condiciones laborales de los profesores interinos nos producen una preocupación especial. En los últimos años, por los cambios en los criterios de contratación, han dejado de percibir los emolumentos correspondientes a los meses de julio y agosto, al finalizar sus contratos el 30 de junio. Una medida injusta para un colectivo profesional especialmente vulnerable por la crisis, perjudicado por los recortes de los últimos años, por las condiciones de acceso modificadas unilateralmente por la Consejería de Educación de Madrid, y descalificado públicamente. Algunos, de forma insólita, vuelven a ser contratados en septiembre por los días estrictamente necesarios para realizar los exámenes de recuperación correspondientes.
Recientemente hemos recibido una publicación de la Consejería de Educación que contiene los resultados de Madrid en el último informe Pisa 2012. En su prólogo, la consejera considera que estos datos refrendan la política educativa madrileña y las medidas adoptadas. Una vez más, se olvida de explicar qué papel atribuye a los docentes en los buenos resultados obtenidos. Simplemente los ignora y propaga las bondades de sus políticas educativas. Es lamentable que, tras cuatro años de legislatura y después de lo que está cayendo, siga instalada en la autocomplacencia y considerando tan escasamente a los profesionales docentes.
Poco podemos esperar ya de esta legislatura que ha agrandado tanto la brecha que separa a los docentes de una Administración regional tan esquiva y distante. Tampoco que la actual consejera pueda despedirse con algún gesto amable o dialogante con el profesorado. Cabrá el dudoso honor a Madrid de ser la comunidad autónoma donde no ha sido posible alcanzar ningún acuerdo en el campo educativo. La actitud y el talante de quien rige los destinos de la educación madrileña lo han hecho imposible.
Miramos el futuro con resignación, pero también con esperanza: un fin de ciclo que ponga fin a este periodo aciago y un cambio en el rumbo educativo, más favorable en el fondo y en las formas para el profesorado madrileño y la enseñanza pública.
También este es un curso electoral. En diciembre se celebrarán las elecciones sindicales en las que los docentes de la enseñanza pública elegirán a las organizaciones que les van a representar, y en mayo las elecciones autonómicas y municipales, que supondrán un momento clave para ver cómo se canaliza el voto de los ciudadanos en un contexto de grave crisis económica y moral, cuando afloran con mayor virulencia nuevos casos de corrupción.
El fiasco de la implantación |
ANPE-Madrid concurre a estas elecciones con la convicción de haber realizado en los últimos cuatro años un trabajo sindical muy activo, con independencia y seriedad, de oposición frontal a los recortes y las políticas que los propician, en defensa de los servicios públicos y los funcionarios, de firmeza ante los injustificados ataques al profesorado. Hemos convocado movilizaciones en solitario y conjuntas con otras organizaciones sindicales a favor de los servicios públicos y hemos participando en manifestaciones multitudinarias, en jornadas de huelga de amplio seguimiento, y mediante pronunciamientos públicos y comunicados de prensa muy claros y contundentes contra unas medidas que han concitado la respuesta unánime de todo el sector educativo.
Estas han sido siempre nuestras señas de identidad durante más de treinta y cinco años de actividad sindical, exclusivamente en el ámbito de la enseñanza pública.
Lograr una participación masiva del profesorado en estas elecciones sindicales es muy importante. Votar será una forma de romper el silencio que interesa a la Administración. Es dar voz a la enseñanza pública e imprimirle mayor impulso y fortaleza. Tu participación en estas elecciones, en esta coyuntura inédita en las últimas décadas, supone una respuesta en contra de unas políticas restrictivas y unos recortes que tan negativamente nos afectan.
Esperamos que el sindicalismo profesional y reivindicativo que ANPE representa obtenga el reconocimiento del profesorado, lo que justificaría plenamente nuestros esfuerzos y nuestra razón de ser, pues somos DOCENTES COMO TÚ.