Comienzo de curso 2014-2015: Seguimos… igual
Manuel Diez Diez
Vicepresidente de ANPE-Madrid
Secretario estatal de Acción Social de ANPE
Llevo muchos años en esto y hay cosas que por desgracia nunca cambian. Terminábamos el curso 2013/2014 pidiendo cambios y comenzamos el siguiente igual, pidiendo mejoras.
Haya oposiciones o no las haya, sean las asignaciones informáticas o por acto público, todo sigue igual. Comenzamos septiembre y las plantillas están incompletas. Los buenos propósitos y las buenas intenciones han quedado en el olvido. Asignación de vacantes inexistentes, saltos en las listas, plazas mal grabadas, etc., siguen siendo la tónica de principio de curso. ¿La justificación? Errores informáticos. Nada nuevo.
Este curso el tema se ha agravado, como consecuencia de la inadmisible, impropia e innecesaria limitación de la tasa de reposición, que ha llevado a los centros educativos madrileños a porcentajes cercanos, sino superiores, al 25 % de la plantilla global de profesores interinos, lo que sin duda ya es un factor negativo añadido, que impide la estabilidad, tan necesaria como factor de calidad educativo. Si a esto añadimos que la precariedad en la que han inmerso al colectivo, donde todos cesan el 30 de junio, ha hecho que muchos departamentos de IES no hayan tenido profesorado para realizar los exámenes de septiembre. Solución: contrato de cuatro o cinco días. Resultado: detrimento de la calidad.
Sabemos que la planificación del comienzo de curso en 1.200 centros y con un número de profesores superior a 40.000 tiene que producir incidencias, pero repetir las mismas durante muchos años, creo que aconseja cambiar de métodos y fórmulas, buscando mejores resultados. Programar y planificar el funcionamiento de un centro educativo es fundamental para el devenir del curso y hacerlo con plantillas incompletas, como está sucediendo, es imposible.
A todas estas incidencias, hay que añadir una nueva: había prisas para implantar la LOMCE. De todos es sabido la posición contraria a la nueva ley de ANPE y no por motivos políticos, sino por hacerla a espaldas del profesorado, sin consenso; por otorgar un excesivo poder a las direcciones de los centros en detrimento de los claustros; por no favorecer a la enseñanza pública y por no acompañarla de una ley de financiación, entre otros motivos.
Las prisas no son nunca buenas consejeras y sus consecuencias las están sufriendo los centros de Primaria y los de Secundaria con Formación Profesional Básica. No se puede sacar la normativa a mediados de septiembre y pretender que estén organizados los grupos de funcionamiento. El resultado ha sido que los nombramientos de interinos de FP se hacen el 23 de septiembre. Las contradicciones y los cambios de última hora son fruto, una vez más, de la improvisación. Una vez resuelto el tema del horario de Primaria, también con cambios de última hora, pocos o ninguno saben cómo hacer la programación del curso. Parece que la única preocupación es ponerla en marcha, a toda prisa, sin negociar el desarrollo, sin poner los medios económicos y los recursos humanos necesarios y, en muchos casos, sin haber completado el desarrollo normativo, las órdenes de evaluación, la atención a la diversidad, etc.
Cambian los currículos, pero no quieren que cambien los libros de texto, en un claro guiño hacia las familias. Puede que prime una vez más el interés político sobre el educativo. Algunas organizaciones han organizado la resistencia a su aplicación, con la misma premura que el Gobierno su implantación política. Desde ANPE solo reclamamos que se priorice el interés educativo. Sabemos que es difícil, pero no dejaremos de seguir intentándolo.
Se avecina un curso electoral –también en el ámbito sindical, el 4 de diciembre–, en el que lloverán propuestas de los distintos grupos políticos, situando a la educación como centro de sus propuestas sociales. Desde ANPE, una vez más, demandaremos coherencia entre lo que se diga y lo que se haga a la hora de aplicar el programa de gobierno de aquellos a quienes los ciudadanos otorguen la confianza. Esa coherencia, sin duda, pasa por revertir los recortes existentes, que tanto daño están causando a la educación en general, y por restaurar en el profesorado los derechos económicos y sociales arrebatados.