Carolina Fernández del Pino Vidal
Vicepresidenta de ANPE-Madrid
Preparado este artículo, he repasado toda la información, notas de prensa y artículos que hemos ido publicando, sobre la reducción horaria, desde 2011. Las razones por las que es imprescindible reducir a 23 horas en Infantil y Primaria y recuperar las 18 en el resto de enseñanzas las hemos repetido mil veces. No hay que explicárselas a ningún docente. Saben que la preparación de clases inclusivas con ratios elevadas, que conllevan una burocracia desmedida es solo la punta del iceberg. Y desde el punto de vista de derechos laborales, no debemos olvidar que somos cuerpos estatales, por lo que deberíamos tener las mismas condiciones laborales, en cualquier punto de España.
Ya está todo dicho.
Por eso no voy a recopilar aquí las razones, sino hacer un repaso a cómo hemos acabado con más horas lectivas en vez de menos, que sería lo razonable considerando cómo ha evolucionado la educación y lo que se pretende conseguir con nuestro trabajo en las aulas.
La Orden de 29 de junio de 1994 por la que se aprueban las instrucciones que regulan la organización y funcionamiento de los institutos de Educación Secundaria establece que:
77. Los Profesores de Enseñanza Secundaria y los Profesores técnicos de Formación Profesional impartirán como mínimo 18 períodos lectivos semanales, pudiendo llegar excepcionalmente a 21 cuando la distribución horaria del departamento lo exija y siempre dentro del mismo. La parte del horario comprendido entre los 18 y 21 períodos lectivos se compensará con las horas complementarias establecidas por la Jefatura de estudios, a razón de dos horas complementarias por cada período lectivo.
La norma se mantuvo hasta que, en plena crisis económica, el Real Decreto-ley 14/2012, de 20 de abril permitió que se elevaran las ratios y las horas lectivas. Se suponía que eran medidas transitorias para paliar los efectos de la crisis. Sin embargo, una vez superada, las administraciones no tuvieron tanta prisa para revertir estos recortes. El Gobierno central tardó siete años en empezar a tomar medidas para reconvertir la situación, y lo hizo con tibieza aprobando la Ley 4/2019. Fue solo una “recomendación”, algo que dejó a cuerpos estatales en manos de los gobiernos autonómicos.
Artículo único. Medidas de mejora de la docencia.
2. Las Administraciones Públicas con competencias educativas podrán establecer, en su respectivo ámbito, la parte lectiva de la jornada semanal del personal docente que imparte enseñanzas reguladas en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, en centros públicos, recomendándose con carácter ordinario un máximo de veintitrés horas en los centros de Educación Infantil, Primaria y Especial y un máximo de dieciocho horas en los centros que impartan el resto de enseñanzas de régimen general reguladas por dicha Ley Orgánica.
A pesar de que solo fue una recomendación, la mayoría de comunidades autónomas lentamente fueron restableciendo las condiciones anteriores. En la Tabla 1 se puede ver cómo, para el curso 2019-2020, muchas Administraciones educativas ya habían iniciado las negociaciones para avanzar hacia las 18 horas en Secundaria y reducir las 25 en Primaria. Madrid no fue una de ellas.
Al comienzo del curso actual, ya la media de horas lectivas a nivel nacional se situaba en 18,9 (ver Tabla 2) y, a lo largo de este año, tres comunidades autónomas negociaron la bajada para el curso que viene o la reducción paulatina para los siguientes años (ver Tabla 3).
Solo faltan las comunidades autónomas de Madrid y Galicia.
Desafortunadamente, no parece que la Consejería de Educación de Madrid esté dispuesta a avenirse a razones. Lo que presagia momentos complicados para nuestro sistema educativo.
El horario lectivo no es un tema de derechos laborales, incide directamente en la calidad de la enseñanza. El tiempo que los docentes necesitan para preparar las clases es indispensable para poder alcanzar los objetivos educativos que nos hemos marcado como sociedad.
Lo que se pretende conseguir con la intervención educativa ha variado mucho desde 1994. Los niveles de inclusión y atención individualizada que se requieren para asegurar la igualdad de todos los alumnos y evitar el abandono escolar, exigen una preparación previa que no era necesaria para dar las clases magistrales de la década de los 90. Lo lógico es que se hubiesen reducido las horas lectivas con respecto a 1994.
El Gobierno madrileño lleva décadas anunciando que buscan la excelencia educativa. Sin embargo, sus actuaciones denotan una falta de aprecio y reconocimiento a la labor de los profesores regateando constantemente con las condiciones laborales necesarias para que podamos llevar a cabo nuestro trabajo de la mejor manera posible.
Los docentes madrileños ya no podemos esperar más, por responsabilidad con nuestra profesión y por respeto hacia nuestra labor.
*Ceuta y Melilla: el Ministerio se ha comprometido, para el próximo curso, a reducir las horas lectivas a 23 en Infantil y Primaria y a 18 en el resto de las enseñanzas.
**Castilla la Mancha: a partir del curso 2024-2025 baja a 19 en Secundaria y Régimen Especial.
***Aragón: para el curso 2024-2025 baja a 23 en Primaria y 18 en el resto de las enseñanzas.