Mª Jesús Álvarez Núñez
Secretaria de Comunicación de ANPE-Madrid
La palabra “unión” viene del latín unio y significa “acción y efecto de juntar varios elementos y convertirlos en un conjunto”. La familia y la escuela son dos contextos relevantes para el desarrollo del niño, los cuales facilitarán, en mayor o menor medida, su adaptación al entorno que les ha tocado vivir.
Si se observan las reacciones de los niños en ambos contextos, padres y profesores tendrán una visión más realista, a la vez que se ofrece una oportunidad mayor para la implicación de la familia en el proceso educativo de sus hijos. Hoy en día se sabe la importancia que tiene implicar a las familias del alumnado para unificar criterios y pautas que redunden en una mayor coherencia entre escuela-familia.
Al profesor le corresponde la tarea de concretar e incluir en el currículo el tipo de colaboración que desea tener con las familias, la cual debe ser cuidadosamente planificada, teniendo en cuenta, entre otros aspectos, los intereses de los padres y madres para establecer formas eficaces de trabajo conjunto.
Durante el curso escolar y sobre todo al inicio y final, es habitual que las escuelas programen encuentros entre los padres y madres y los tutores del alumnado de cada una de las líneas educativas de las etapas de Primaria, Secundaria y Bachillerato. El objetivo de estas reuniones es intercambiar información y actuaciones para favorecer el desarrollo personal del alumno y potenciar la participación e implicación de las familias en la labor educativa de sus hijos, así como su integración y participación en la vida escolar.
Hace unos días, Pilar Rubio manifestaba en un programa de televisión su asombro por tener tantas reuniones a principio de curso, sin saber, según ella, qué le pueden o quieren contar, porque cree que, en tan poco tiempo, los profesores no han podido conocer a sus hijos.
Como quiero creer que esas declaraciones proceden del desconocimiento, brevemente le explicaré son las funciones más relevantes de ese tipo de reuniones:
Debemos resaltar también que no siempre a todas las familias se les cita a la vez, sino que los docentes priorizan con cuáles deben hablar primero. Obviamente, los padres pueden solicitar tutorías cuando lo estimen oportuno.
Existe consenso en el ámbito educativo en considerar que, entre los factores que contribuyen al éxito o fracaso escolar de los alumnos, individualmente considerados, está la implicación de las familias. En cualquier caso, sigue siendo una tarea prioritaria revalidar socialmente la función docente y de la escuela, tan falta de conocimiento por su trabajo y reconocimiento social en los últimos tiempos. Los docentes no ponemos reuniones para evitar dar clase, porque cuando nos reunimos estamos trabajando y no sólo eso, sino que previo a ese momento hay una preparación consistente en observación, recogida de datos, planificación de las ideas… y tras la reunión se sigue trabajando, poniendo en práctica acuerdos que se hayan tomado o trasmitiendo, si fuera necesario, la información obtenida al resto de profesionales que trabajan con los alumnos en los centros.
La acción tutorial requiere madurez reflexión sobre esa tarea por parte de quien la realiza, y una formación que ha de actualizarse de manera constante. El tutor ha de ser consciente de que representa a la institución en todo momento y del alcance que puede tener la información que trasmita a las familias.
La escuela sola no puede, es una responsabilidad compartida. Mantener una información fluida y frecuente de los centros y tutores con los padres sobre los trabajos, objetivos y progresos de los alumnos suele ser una condición necesaria para una acción educativa exitosa.
Entre los factores que contribuyen al éxito o fracaso escolar de los
alumnos, individualmente considerados, está
la implicación de las familias