Sofía Bernardo Jáñez
Delegada de ANPE-Madrid
El otro día, paseando por el campo, me encontré con un árbol que tenía cierta apariencia humana. Parecía que tenía un ojo en el tronco y brazos formados por ramas. Humanizar a animales o plantas no es algo extraño para el ser humano. Es más, no parece tan descabellado si tenemos en cuenta que los árboles son seres vivos. De alguna forma, compartimos muchas más cosas de las que pensamos, tenemos necesidades y características en común. Las plantas respiran, se alimentan, necesitan luz y se muestran sensibles a plagas y enfermedades; al igual que el ser humano.
Incluso hay quien piensa que hablar a las plantas es muy beneficioso para ellas, pero también para el que ama cuidarlas.
Hablarle a una planta es algo habitual para muchos. Pero, ¿qué ocurriría si nos hablaran ellas a nosotros? ¿Qué nos contaría ese árbol, por ejemplo?
Sería una voz sabia y llena de experiencia porque es evidente que lleva muchos años ahí. Bajo sus hojas, posiblemente se hayan sentado muchas personas, se hayan debatido muchos temas, habrá sido testigo de grandes decisiones, cambios para las vidas de quienes han merendado a su sombra, risas, anécdotas y un sinfín de historias.
Imaginemos…
Este árbol recibe cada año la visita, por estas fechas, de un grupo de personas, siempre las mismas, fieles a su tradicional quedada. Son opositores de enseñanza pública. Habitualmente suelen venir con libros y apuntes. Les gusta descansar a su sombra, comentar las obras de un determinado autor, las actividades que incluirán en su programación o cómo enfrentarse al tribunal durante la temida “encerrona”, ese momento en que el candidato se encuentra frente al tribunal y ha de defender su programación.
Pero este año, todo es diferente. Esta vez, los opositores no cesan de repetir: “qué distinto será todo este año con la maldita pandemia”.
No se escucha apenas nada sobre temas o contenidos, ni casi anécdotas de tal o tal tribunal. De hecho, pronto dejan los libros y apuntes en el suelo, cerrados. Y se ponen a hablar de medidas, de ventilación, de distancia social, de lo insoportable que será la mascarilla con el calor, etc.
Es evidente que este año les preocupa la situación sanitaria. Ni siquiera sacan los rotuladores de la mochila y comienzan a hablar de las medidas anunciadas por la Administración.
La Administración, en una reunión con los sindicatos, se ha comprometido a que los tribunales estén compuestos por 60 opositores. En cada aula no habrá más de 20 opositores y se guardará una distancia de 1,5 metros de separación entre las mesas.
Con el fin de evitar aglomeraciones, además, se facilitarán planos del centro y se establecerán protocolos para las entradas y salidas.
En cuanto a la apertura de plicas, la Administración está valorando otras formas de llevar a cabo este proceso para evitar riesgos innecesarios.
También se pedirá a los opositores que firmen una declaración responsable sobre la ausencia de síntomas.
Cabe destacar que, desde ANPE, se ha insistido en que es esencial que se contemple una convocatoria extraordinaria para los aspirantes que durante la fase de oposición se encuentren afectados por COVID, en cuarentena por haber sido contacto estrecho de un positivo o por presentar síntomas.
“Todo será muy distinto”, repetían los excursionistas. “Es cierto”, diría el árbol, “al igual que me ocurre a mí, las condiciones que os rodean os afectan y debilitan, pero hay que poder sacar fuerza para alcanzar la meta. La meta para vosotros es sacar la plaza y para mí es ‘sacar’ hojas y ramas. En el fondo, somos muy parecidos”.
Cada invierno, los árboles pierden todas sus hojas. Y esas marcas que les dan cierta apariencia humana son, en verdad, cicatrices de alguna rama rota. Siempre logran, pase lo que pase, volver a brotar y crecer con fuerza y energía.
Este año, aunque haya sido distinto para todos, lo han vuelto a hacer. Han sido capaces de “sacar” sus hojas y lucir un color verde precioso, yo diría incluso que brillante.
Esta vez más que nunca, y como hemos hecho todos, han luchado contra los temporales, pero ahí están, con sus cicatrices, fieles testimonios de aquello que les ha tocado vivir. Cada vez que los veas recuerda este mensaje: “Saca las hojas y haz todo lo posible por brillar”. ¡Mucha suerte y ánimo a los opositores!