“Los beneficios del COVID”



María Jesús Álvarez Núñez
Secretaria de Comunicación de ANPE-Madrid

La adecuación de la ratio de alumnado fue una medida clave y fundamental para poder volver a las aulas el curso pasado. Respetar la distancia social, facilitó, junto con el uso de mascarillas, la limpieza de manos y la ventilación, que los centros fueran espacios seguros y los contagios no aumentarán cuando los alumnos volvieron a las aulas.

Este curso, las cifras con respecto a la pandemia están mucho mejor, a pesar de que el virus sigue entre nosotros y la mayoría de la población escolar está sin vacunar, puesto que, en España, a día de hoy, soló están vacunados y de forma opcional los mayores de 12 años.

¿Es necesario cambiar una estrategia que ha funcionado y que ha ayudado a que el funcionamiento de los centros fuese un éxito?

La adecuación de la ratio es imprescindible, para garantizar la seguridad sanitaria de alumnado, profesorado y personal en los centros educativos, además de ser un instrumento necesario en los sistemas educativos para poder garantizar también la inclusividad y luchar contra el abandono y el fracaso escolar, elementos que están establecidos en los marcos normativos de los países europeos.

La educación es la mejor inversión

Tener menos alumnos por clase mejora significativamente las habilidades no cognitivas como el esfuerzo, el buen comportamiento y la iniciativa, lo que redunda en una mayor posibilidad de continuar y terminar los estudios. Además, reduce el número de alumnos que repiten curso, puesto que los profesores pueden dar una enseñanza más individualizada a los alumnos, dedicándoles más atenciones y tiempos, así como a las dinámicas sociales de interacción y aprendizaje entre los estudiantes. Es positiva para personalizar la educación de todos los estudiantes, y para dar respuesta inclusiva a la diversidad creciente en las aulas, especialmente para el alumnado con más dificultades. Reduciría la carga de trabajo de los docentes que podrían realizar una atención más individualizada.

A pesar de que esta medida parece novedosa, la comunidad educativa lleva años reivindicando una bajada de ratios como solución en parte, a muchos problemas de abandono escolar, El Plan Bolonia, ya establecía, un máximo de 30 estudiantes por aula universitaria, a partir de 38 supondría la formación de un segundo grupo. La realidad constata que en la mayoría de Estados miembros de la Unión Europea, esto no se cumple.

La inversión en educación se convierte así en prioritaria. No es accidental que los países mejor valorados en educación, sean los que tienen ratios de estudiantes por grupo más bajas y también presupuestos educativos más altos.

El único cuestionamiento que se plantea a esta medida es de carácter económico: su coste. Por eso, tiene que venir acompañada, de la inversión pública necesaria en todos los Estados miembros de la UE. Si la educación es uno de los pilares del futuro de nuestra sociedad, debe ser también una de las prioridades de la inversión en los Estados miembros de la UE.

Es necesario exigir a las administraciones educativas, la reducción del número de estudiantes por aula y el aumento consiguiente de profesorado, de acuerdo a las recomendaciones de la Red de Atención a la Infancia de la Comisión Europea, que establecen que se requiere una persona especialista por cada cuatro bebés de 0 a 12 meses (uno por cada cuatro); uno por cada seis niños de 12 a 24 meses; uno por cada ocho niños de 2 a 3 años y uno por cada quince niños de 3, 4 años y 5 años. Por su parte, en las enseñanzas obligatorias (de 6 a 16 años) las aulas no deberían superar los 20 estudiantes por grupo-aula para poder dar respuesta a la diversidad del alumnado y desarrollar una educación más inclusiva y personalizada con recursos, como siempre se ha demandado en las declaraciones oficiales y documentos de la UE.

La reducción de ratios tiene que ser algo estructural y no episódico frente al fracaso escolar. Por ello, es necesario invertir en recursos para mejorar la educación pública, y así, conseguir mejorar la calidad. La educación es la mejor inversión.

Se necesitan clases con ratios razonablemente bajas, que faciliten el deber del profesorado de atender las necesidades del alumnado. Es decir, no solo enseñarles las materias, sino facilitar la convivencia, favorecer su inclusión, prevenir los conflictos y ayudarles a solucionarlos. Necesitan muchos cuidados en esas etapas tan tempranas de sus vidas. Por no hablar del efecto de mejora de las condiciones de la docencia y la consiguiente reducción del estrés del profesorado.