La educación digital en entornos educativos




Pedro Fernández-Cañadas Freire
Secretario de Formación

Vivimos en una sociedad de la comunicación que precisa de continuos cambios, basados en nuevas formas de socialización y de transmisión de la información, así como la aparición continua de recursos y herramientas digitales. Además, el trabajo sobre la protección de datos y la seguridad en la transmisión de información es un tema de actualidad que se desarrolla en diferentes ámbitos laborales.

El sector docente no iba a ser menos y esto ha supuesto un reto adicional para el profesorado, que debe controlar y transmitir a su alumnado dentro del aula. La población docente es heterogénea, pero en la mayoría de los casos cuentan con una formación digital en diferentes niveles integrando las Tecnologías de la información y Comunicación en el aula y en su programación. La verdadera situación de la competencia digital en el campo de la educación en nuestro país, ha quedado al descubierto a raíz de la pandemia y del teletrabajo. La mayoría de los docentes siguen actualizando su competencia digital.

Toda digitalización requiere un tiempo de formación, práctica y divulgación. A raíz de la pandemia, la comunidad educativa tuvo que actualizarse digitalmente en dos meses, lo que en otro escenario llevaría años. Es por ello que, en ocasiones, todos estos conceptos digitales no han sido procesados adecuadamente, por tanto, el dominio de dispositivos, herramientas y medios puede no estar en sincronía con lo que la sociedad demanda. Para ello, realizan formación a través de seminarios, grupos de trabajo o de cursos de formación ofertados por las administraciones o las entidades colaboradoras. En este aspecto se debería tener en cuenta el nivel inicial de sus participantes, evitando dar contenidos de forma genérica. Por poner un ejemplo, apuntarse a un curso de inglés sin tener en cuenta el nivel inicial de los participantes no tendría lógica.

La comunidad educativa tuvo que actualizarse digitalmente en dos meses, lo que en otro escenario llevaría años

No sólo se trata de impartir contenidos, ha supuesto una actualización en la forma de comunicarse con su alumnado y sus familias. Es por tanto un requisito imprescindible y un deber inexcusable, por parte de las administraciones, transmitir y formar a los docentes acerca de las formas correctas de actuación con respecto a la protección de datos. Para ello, las administraciones deben tener en cuenta la jornada laboral de los docentes, así como el tiempo que invierten en la preparación de clases y la atención de su alumnado fuera del horario lectivo. No se trata de acumular responsabilidades, que ya se asumen como necesarias para poder responder a las demandas de la sociedad actual, sino que deberían dotarles del instrumental tecnológico necesario y prestar atención a la carga lectiva y no lectiva actual.

Las herramientas digitales deben ser abordadas como un medio, no como un fin, para la formación integral de la persona. La pregunta no es si los profesores están formados, sino si se está formando a los docentes de forma adecuada teniendo en cuenta las sus cargas lectivas.

Pero tampoco se trata únicamente de tener muchas herramientas digitales o un gran acceso a internet. Es preciso educar y guiar al alumnado para que sea capaz de seleccionar la información y desarrollar la capacidad crítica ante la sobreexposición a la información y a los medios utilizados. Estamos ante un nuevo paradigma de la educación que muestra la apertura de las aulas a los medios digitales, al acceso a la red de sobreinformación a su alcance. A pesar de ello, es preciso el trabajo sobre conceptos como la alfabetización digital, promover una educación emancipadora basada en el diálogo crítico, fomentar el de aprender a pensar y desarrollar un comportamiento activo del alumnado ante la sociedad digital.

Además, en el ámbito de la digitalización de la sociedad, existen grandes brechas digitales entre los miembros de la comunidad. Brechas relacionadas con la edad de los usuarios, con la accesibilidad a los medios digitales, sociales y culturales, por lo que los niveles de trabajo también deben adaptarse a sus necesidades y posibilidades. No todos los centros pueden contar con los mismos recursos ni con el acceso a internet necesario para soportar numerosos dispositivos conectados al mismo tiempo. La Comunidad de Madrid ha desarrollado recientemente el plan de Escuelas conectadas que, aunque ya está puesto en marcha, necesita tiempo y personal para llegar a la totalidad de los centros.

Las herramientas digitales deben ser abordadas como un medio, no como un fin, para la formación integral de la persona

Si en los centros educativos se contase con mayor número de recursos personales, materiales y soporte tecnológico que diese fiabilidad y garantías al profesorado, aumentaría la implementación de la práctica digital en el aula.  La actualización de infraestructuras educativas se está dando, pero todavía no ha llegado a la totalidad de los centros.

En lo que respecta al proceso de aprendizaje y al uso de plataformas digitales, las diferentes administraciones educativas han puesto en marcha sus propios entornos virtuales. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid cuenta con la plataforma Moodle de EducaMadrid, cuyo uso es el recomendado por la Administración como entorno educativo digital. Otros centros utilizan otras plataformas como Office 365 con Microsoft Teams, cuyas herramientas han sido facilitadas por la Administración durante el confinamiento y recientemente publicada en el BOCM el uso de los entornos de Google Workspace for Education, con su herramienta principal Google Classroom.  Aunque el abanico de plataformas educativas es variado, la interfaz y el acceso hace que algunas sean a priori más intuitivas que otras. Mientras que, en el caso de Moodle, parece un entorno que requiere una mayor agilidad digital, los entornos de Google parecen ser más accesibles para el profesorado. No obstante, es preciso seguir formando a los miembros de la comunidad educativa, teniendo en cuenta sus niveles de conocimiento digital de partida, para poder establecer los planes de educación en línea apropiados.

En resumen, la integración de la educación digital como propuesta de mejora, debería tener en cuenta la diversidad en cuanto a los niveles de conocimiento de entornos, herramientas y competencia digital de los miembros de la comunidad educativa, la necesidad de establecer tiempos y periodos de adaptación a nuevos entornos de trabajo para la asimilación y práctica positiva de conceptos, garantizar por parte de las administraciones la estabilidad en cuanto al uso de plataformas de trabajo, una escucha activa de los miembros de la comunidad docente a la hora de crear entornos virtuales educativos. Por último, pero no menos importante, la formación necesaria para establecer un uso ético de la tecnología.