ANPE rechaza la postura del Ministerio que atribuye toda la responsabilidad sobre la promoción y titulación al profesorado, dejando a los docentes en una previsible situación de inseguridad jurídica en la toma de decisiones sobre la promoción y titulación del alumnado.
ANPE mantiene su absoluto desacuerdo con que se obtenga un título como es el de Secundaria con alguna asignatura suspensa. Esta medida envía un mensaje contrario a la cultura del esfuerzo, del rigor y del mérito en el que la ausencia de incentivos para lograr la excelencia académica resulta desmotivadora para el profesorado y el alumnado. Además, la decisión de promoción no recae en un especialista de área, sino que se diluye en el equipo docente y puede generar controversia en los claustros porque, de alguna manera, esta medida menoscaba el principio de autoridad académica del propio profesorado.
Desde ANPE queremos destacar que superar las materias es el indicador y referente para constatar que el alumnado ha adquirido las competencias establecidas y alcanzado los objetivos de la etapa. Resultará por tanto imprescindible el respaldo de las administraciones educativas a las decisiones adoptadas al respecto por el profesorado (Juntas de Evaluación); lo contrario sería cuestionar la labor del docente y puede provocar desmotivación en el propio profesorado y alumnado.
La solución para luchar contra el fracaso escolar y disminuir las repeticiones no consiste en establecer sistemas de promoción y titulación con materias suspensas, sino en evitar que esto suceda, y eso pasa por reducir el número de alumnos por aula, establecer desdobles y programas de refuerzo en los centros educativos, y dotarlos de profesorado suficiente para llevarlo a cabo.
ANPE considera que se deben determinar de forma clara y explícita algunos contenidos y saberes básicos a impartir. Debemos tomar en cuenta que las CCAA tienen un poco menos del 50 % del peso curricular, que deben desarrollar sus Decretos autonómicos a raíz de la normativa publicada por el Ministerio. Aún así, la Conferencia Sectorial de Educación y el propio Ministerio han de jugar un papel fundamental. Es imprescindible una buena coordinación para unificar al máximo la aplicación de este nuevo currículo y no ahondar en las diferencias ya existentes entre las Comunidades Autónomas.
De forma análoga, se debe evitar la controversia entre materias y la impartición en los distintos cursos, puesto que esto puede conllevar la posibilidad de no ser cursada por alumnos que cambien de comunidad. El uso de notas o calificaciones numéricas durante la etapa será especialmente relevante al final de esta, con un Título de ESO que no contemplará nota media que, en la actualidad, es utilizada para el acceso a diferentes estudios.
Se ha generado una gran polémica en general sobre los saberes básicos de cada materia, en cuanto a los contenidos en sí y su distribución. En este sentido, se determina un perfil de salida de la etapa que se ha de alcanzar mediante la adquisición de las competencias y los objetivos que se establecen. Desde ANPE abogamos por una formación integral del alumnado en todos los ámbitos (humanística, científica, etc.) de forma equilibrada.
Es necesario realizar una seria y profunda reflexión sobre las posibles y graves consecuencias que estas medidas puedan tener sobre el alumnado con menos recursos, que en su práctica totalidad está en la enseñanza pública, ya que no podrán compensar fuera del centro educativo los déficits de aprendizaje que acumularían al pasar de curso y poder titular con materias suspensas, cercenando las posibilidades que ofrece a este alumnado el sistema educativo como compensador de desigualdades y ascensor social.
La solución para luchar contra el fracaso escolar y disminuir las repeticiones no consiste en establecer sistemas de promoción y titulación con materias suspensas, sino en evitar que esto suceda