Cómo poner en marcha un Aula del Futuro y no morir en el intento



Noelia Barril Aguado
Directora CEIP San Juan Bautista
Ciudad Lineal (Madrid)


En el marco de la actual normativa LOE-LOMLOE, las directoras gozamos de mayores competencias pedagógicas. En el artículo 132, enumerando nuestras funciones, se mencionan experimentaciones, innovaciones pedagógicas, programas educativos… Esto se convierte en una gran oportunidad para la mejora de la calidad y singularización de nuestros centros, pero a su vez constituye uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos los Equipos Directivos actuales.

Desde nuestra experiencia en la implantación del proyecto “Orange Room: Espacio creativo” (simplemente porque en ella predominaba el color naranja, nada que ver con ninguna compañía privada) en el CEIP San Juan Bautista, de Madrid, creemos que hay cuatro puntos clave para la puesta en marcha de un aula del futuro en cualquier centro de Infantil y Primaria.


1. De la teoría a la práctica

Todo parte de una idea para dar un impulso al centro, ¿qué podemos hacer para promover un cambio? La propuesta tiene que ser asequible y realista, a nivel pedagógico, organizativo y económico. Si no sabemos para qué queremos el Aula, es preferible buscar otro estímulo, no puede ser un decorado para mostrar en Jornadas de Puertas Abiertas.

2. Recursos

Es el momento de hacer inventario de los recursos de los que disponemos: económicos, materiales y personales. Existen distintas vías para dar forma a un proyecto como este, en nuestro caso recurrimos a una empresa especializada buscando asesoramiento y acompañamiento. Habíamos presentado nuestra propuesta a la convocatoria de Proyectos de Innovación Educativa de la Comunidad de Madrid y no fuimos seleccionadas, pero creíamos que el Aula nos iba a hacer crecer como institución educativa y a por ella fuimos con nuestros propios medios.

La integración de las tecnologías digitales, las metodologías activas
y la creación de un Aula del Futuro son claves
para una educación de calidad en el siglo XXI


3. Implicación de la Comunidad Educativa

No es buena idea emprender una tarea como esta como apuesta personal. Un cambio de calado debe contar con un amplio consenso, siempre habrá alguien no muy convencido, pero si el clima es el adecuado, no tiene por qué convertirse en un problema, las voces críticas deben ayudarnos a mejorar a nivel colectivo.

  • Equipo directivo: debe ser el motor que promueve un liderazgo compartido, generar ilusión, dar a los compañeros la oportunidad de ocupar posiciones en las que puedan brillar, vencer desde el convencimiento y dar visibilidad al esfuerzo del grupo, es importante que, de puertas afuera, se reconozca a un claustro comprometido.
  • Profesorado: sin ellos, obviamente, no hay proyecto (conviene no pasar esto por alto). Es fundamental que se sientan seguros y respaldados, la formación es la clave: en nuestro caso, el programa #CompDigEdu nos brindó la oportunidad de traer la formación al centro, lo cual nos proporcionó una formación suficiente en cuanto a duración y de calidad en cuanto al nivel de las ponencias. Además, en una realidad en la que nuestros claustros pueden sufrir muchos cambios de un curso para otro, estas actividades sirven para estrechar lazos entre los compañeros. La confianza mutua entre los docentes ha sido esencial para consolidar el proyecto.
  • Alumnado: protagonistas y destinatarios de todas las actuaciones que realizamos. Han colaborado con ilusión desde el primer día y sus aportaciones, sus intereses y motivaciones han sido un elemento clave a la hora de ir retroalimentando la implantación del Aula y ajustarla a nuestra realidad.

4.Evaluación

Sin saber si se han conseguido los objetivos (en cuanto a los alumnos, los profesores, las herramientas y recursos…), no es posible mejorar. Para la evaluación. hemos utilizado los instrumentos que ya tan bien conocemos desde hace unos años: rúbricas y cuestionarios. Así, hemos obtenido información acerca del proceso, el espacio, la organización, interés y motivación, etc. Esto nos ha permitido detectar las áreas de mejora: todo proyecto de innovación educativa es un proyecto inacabado, siempre se puede mejorar.

Estas actividades sirven para estrechar lazos entre los compañeros.
La confianza mutua entre los docentes ha sido esencial
para consolidar el proyecto

Nuestra ilusión es que la innovación sea seña de identidad de nuestro centro: una vez perdamos el miedo al cambio, será parte de la filosofía de la institución. Lo que comenzó con unos proyectos interdisciplinares en español-inglés, ha avanzado hasta la etapa de Educación Infantil, con el denominado “Orange Day” donde nuestro alumnado desde los 3 años trabaja el pensamiento computacional y con el desarrollo de situaciones de aprendizaje que acercan nuestra aula del futuro con el entorno más cercano, como la denominada “Orange Room y el Huerto del San Juan”.

Desde el CEIP San Juan Bautista, estamos convencidas de que la integración de las tecnologías digitales, las metodologías activas y la creación de un Aula del Futuro son claves para una educación de calidad en el siglo XXI. Los resultados están siendo muy satisfactorios: alumnado motivado, aumento de la colaboración y el trabajo en equipo y valoración positiva de las nuevas posibilidades que ofrecen las tecnologías digitales y las metodologías activas para mejorar su práctica docente entre el Claustro y familias que muestran su satisfacción ante las innovaciones por las que apostamos desde el colegio.

Pero este pequeño proyecto no es lo más importante, para nosotras, la mayor recompensa es ver cómo es posible tener una idea y, entre todos, hacerla realidad. No podemos dejar que la vida de la Escuela se deje llevar por la inercia. Ojalá a partir de aquí, todos los miembros de la Comunidad Educativa del CEIP San Juan Bautista podamos expresar sin miedo aquello que creemos que nos puede hacer mejorar a nosotros mismos y al colegio. Nuestro alumnado así lo merece.