Aprender un segundo idioma:
presente o passé composé?
Sofía Bernardo Jáñez
Delegada de ANPE-Madrid
“Yo ya hablo inglés, profe… ¿para qué quiero aprender francés??” Una frase que sin duda han escuchado muchos profesores de segunda lengua extranjera.
Aprender inglés es fundamental para la educación de nuestros niños. Sin embargo, no es suficiente. Existe esa falsa creencia entre nuestros estudiantes de que si se sabe inglés ya no se necesita aprender más idiomas. Parecen haber interpretado que es más que suficiente.
Lamentablemente, el tiempo les demostrará que se equivocaban. En los demás países europeos también se aprende inglés. Todos conocen y manejan el idioma casi a la perfección. Pero en todos se imparte un segundo y hasta un tercer idioma.
El dominio de dos o más idiomas es una recomendación del Marco Común Europeo de Referencia. En una época en que existe tanto movimiento de estudiantes entre países, parece obvio que dominar únicamente un idioma extranjero es insuficiente. Ni que decir tiene que, si no se dan cuenta antes, lo harán cuando salgan al mercado laboral.
Sin embargo, los alumnos que optan por la enseñanza de un segundo idioma han disminuido considerablemente en los últimos años.
Como profesores de idiomas extranjeros, ¿cómo podemos revertir esta situación? Parece complicado, porque es un planteamiento que se está asentando y que responde sin duda a cierta cultura de rechazo al esfuerzo.
Aprender un idioma no es tarea fácil. Impartimos una asignatura que requiere dedicación y esfuerzo.
El esfuerzo y la perseverancia |
Recuerdo una profesora que en su día me dijo que aprender un idioma era estudiar unos minutos cada día. En aquel momento, me pareció sin sentido. Pero según iba avanzando el curso, aquellas palabras cobraron sentido. Si no eres capaz de organizar tus apuntes, memorizar vocabulario, realizar algún que otro ejercicio de gramática, la tarea será complicada. Y claro, esto requiere esfuerzo, rutina y trabajo diario.
Todas estas tareas tienen doble función: en primer lugar, aprender un idioma, pero también contribuyen a fomentar la capacidad de organización del alumno y abren su mente a nuevas culturas. Sin embargo, parece un plan poco atractivo para nuestros alumnos.
Estamos en una época en la que impera la cultura de la inmediatez. Nos estamos acostumbrando a obtener las cosas aquí y ahora y a poder ser con tan sólo un click. Cada vez toleramos menos la espera. Disminuye la capacidad de tolerancia a la frustración. Nuestros jóvenes están recibiendo el mensaje e interpretando que, si algo nos va a costar demasiado, no “apetece”.
Y se pretende aplicar ese planteamiento y esa inmediatez a absolutamente todo: quiero hablar francés enseguida, dominar la gramática con tan sólo ver una película (subtitulada, por favor, que si no me resulta muy complicado), y por supuesto, que sea divertido y que no entre todo lo que hemos visto en clase durante el curso en el examen final. ¡Ni hablar!
Pues que alguien me diga… ¿cómo se “corta” contenido en un idioma? Que no entre el passé composé ni los plurales...”.
El día que necesiten comunicar en francés, ¿qué harán? ¿hablar sólo del presente??
Parece ridículo, pero es una realidad en nuestro día a día. Y al cabo de muy poco tiempo, además de escuchar la frase con la que empezó este relato, nos dirán también: “pues yo para el curso que viene, me borro de francés”, “es que es demasiado complicado”.
Necesitamos mentalizar a nuestros alumnos de que el esfuerzo es siempre necesario para llegar a la meta. No existe meta, no existe victoria si no hay esfuerzo. El esfuerzo y la perseverancia son las asignaturas pendientes de los estudiantes.
Educar es tarea de todos. Todos podemos contribuir a cambiar y revertir esa tendencia. El profesor de lengua extranjera solo no lo va a conseguir. No es un cambio que pueda propiciar y llevar a cabo él solo. No sólo es un cambio en la enseñanza de un idioma. Es mucho más. Se necesita un cambio más global y profundo. Un cambio en esta cultura que parece instalarse y hacerse un hueco cada vez mayor en nuestra sociedad, la del todo vale, la de lo fácil, lo inmediato, la firmeza en la intención de esforzarse lo estrictamente necesario y nada más.
Todos podemos cooperar y remar en el mismo sentido para que el barco avance de forma suave pero segura, navegue, explore nuevas aguas y llegue siempre a su destino con estudiantes felices y capaces de contar la maravillosa aventura que han vivido utilizando por supuesto el passé composé, s´il vous plaît.