El patio escolar como oportunidad de convivencia, aprendizaje y transformación




Luis Tapia Martín
CP INF-PRI C.r.a. Lozoyuela,
Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias


Los patios escolares son escenarios privilegiados de observación de la infancia en un ambiente menos reglado y más natural donde el colectivo estudiantil puede desarrollar su creatividad y socializarse en situaciones de juego espontáneo. No obstante, también pueden ser un foco continuo de conflictos, especialmente en los momentos de recreo y en los patios de comedor escolar.

Es frecuente que los conflictos violentos en la mayoría de las ocasiones suceden en ausencia directa de una persona adulta, especialmente en los espacios correspondientes a los patios escolares, pasillos, baños y en las filas. De esta manera, los patios escolares y los recreos se pueden concebir y percibir como tiempos y lugares de riesgo o se pueden descubrir como oportunidad de desarrollo y de aprendizaje. Por otro lado, se necesita reflexionar sobre la idoneidad de las ratios escolares para que, en cierto modo, se contribuya a que el personal docente, auxiliar y de comedor escolar no se sienta sobrepasado en el día a día de la escuela.

Repensando los patios escolares

El juego no sólo interviene poderosamente en los aspectos cognitivo, social y afectivo de los pequeños, sino que ayuda a construir una determinada cultura escolar y contribuye a la socialización de la infancia (Huizinga, 2014). Bajo esta premisa, se trata de planificar las situaciones lúdicas del colectivo estudiantil, modelar las interacciones que se producen en esas situaciones y orientar las actividades que se desarrollan en los patios y espacios de la escuela diferenciando claramente lo que es juego de aquello que es violencia.

Si el patio escolar es un espacio sin daño, entonces se puede hablar de un patio seguro y libre que es capaz de fomentar un buen desarrollo y contribuir al bienestar infantil. De esta forma, se desarrolla el movimiento autónomo mediante una relación afectiva privilegiada que haga conscientes a la infancia de sí mismos y del entorno (Pikler, 1984). Desde esta óptica de patios seguros, saludables y de violencia 0, es decir de verdadero bienestar para todos y todas, el juego es un elemento clave que ayuda a desarrollar el cerebro del alumnado 1 y la adquisición de habilidades y destrezas básicas. Además, contribuye a una socialización libre de coacciones y es una fuente enorme de aprendizaje a todos los niveles. Teniendo en cuenta todas estas potencialidades que ofrece el escenario lúdico, como medida preventiva, cabe detenerse en una importante reflexión docente y comunitaria para responder a las siguientes cuestiones:

  • ¿Responden los patios escolares a las necesidades reales de la infancia?
  • ¿Qué propuestas de juego tiene que haber en los patios escolares para estimular un óptimo desarrollo cerebral?
  • ¿Cómo se pueden planificar los patios escolares?
  • ¿Qué papel tiene el alumnado en el diseño y gestión de los mismos?
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Una propuesta concreta, especialmente desde Educación Infantil, trataría que la organización de los espacios de recreo de la escuela, los recursos y juegos que en ellos haya, tengan en cuenta y respondan a las siguientes condiciones:

  • Necesidad de movimiento y equilibrio. Donde se invite al alumnado a saltar, trepar, hacer equilibrios, deslizarse, superar retos, reconocer limitaciones, a vivir los juegos cooperativos y no competitivos.
  • Necesidad de experimentación y manipulación. Imprescindibles arena y agua como elementos esenciales y naturales para estimular su creatividad.
  • Necesidad de juego simbólico. Para jugar a ser otras personas y otros seres, comprender el mundo, gestionar emociones.
Gestión del patio escolar CRA de Lozoyuela

Además, es clave también que las situaciones de juego dirigidas que se propongan en el patio escolar también respondan a los intereses  y motivaciones de todo el alumnado con lo que, en la medida de lo posible, se deberían articular acciones para recogerlas.


Asamblea de Educación Primaria para recoger propuestas de cambio en el CRA de Lozoyuela

Se propone un sistema de portavocías de cada aula que sean la voz de sus clases ante una comisión mixta (alumnado, profesorado, familias, personal de comedor, etc.), que se encargue de gestionar el patio escolar para ir diseñando y construyendo un espacio pedagógico cada vez más comprensivo, coeducativo y colaborativo. En el colegio se establecen constantemente colaboraciones con instituciones y asociaciones del entorno para acentuar la dimensión comunitaria del patio escolar.


Colaboración con el IES de La Cabrera (FP de Jardinería), para plantar árboles y crear varias zonas de sombra en el arenero del colegio de Lozoyuela

Cuando todo el alumnado es tenido en cuenta porque su voz se escucha, entones conscientemente toma parte y se reconoce en su colegio. De esta forma, su mundo escolar empieza a transformarse. Se transita desde estar en el centro educativo a sentirse partícipe de su escuela a partir de su protagonismo e implicación estimulando la competencia social y ciudadana en entornos reales y significativos ¿Te atreves a soñar un nuevo patio en la escuela?