Esteban Serrano Tamayo
Secretario de Organización
Los últimos meses del curso
pasado se desarrollaron de una forma anómala, con los alumnos recibiendo su educación desde casa y los profesores
adaptándose en un tiempo récord a un nuevo modelo de enseñanza. Ante este panorama, tanto unos como otros tuvieron que
tirar de sus recursos, dejando en evidencia el déficit tecnológico de nuestra educación y la brecha digital entre el
alumnado. Como en todas las crisis, las familias con menos posibilidades y mayores limitaciones para acceder a las
nuevas tecnologías y los alumnos con más dificultades académicas han sido los más perjudicados.
Para restablecer los
desajustes provocados por esta pandemia en la evolución educativa de los alumnos, la Administración se comprometió a
aumentar las plantillas de los centros con objeto de llevar a cabo desdobles que permitieran reducir las ratios y
ofrecer una atención más individualizada al alumnado más perjudicado por la falta de enseñanza presencial. Con el
objetivo de actuar en aquellos casos que por diversas razones no pudieron seguir con aprovechamiento el proceso de
aprendizaje a través de medios telemáticos y evitar un desfase curricular de estos alumnos, la Consejería de Educación
puso en marcha un plan específico personalizado de refuerzo educativo para facilitar que los alumnos con desfase
curricular lograran continuar con su aprendizaje y alcanzaran los objetivos y el adecuado grado de adquisición de las
competencias correspondientes.
En los últimos tiempos nos
hemos acostumbrado a la falta de inversión en educación y a los vaivenes de leyes educativas en función de intereses
inverosímiles. De esta forma, ahora demandamos que medidas y recursos como los refuerzos COVID se mantengan hasta
finalizar el curso, pues siempre deberían haber estado presentes en nuestros centros para permitir ratios menores,
horarios con menos carga lectiva y una disminución de la burocratización que tanto nos impide centrarnos en lo
realmente importante: nuestros alumnos. Tirando de refranero español, nunca es tarde si la dicha es buena, y estos
refuerzos son más necesarios que nunca para ayudar a nuestros alumnos a recuperar los aprendizajes que el COVID les
arrebató.
Además, debemos tener en
cuenta un colectivo muy vulnerable, como es el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo. En Madrid,
atender adecuadamente a estos alumnos resulta extremadamente difícil al no existir una normativa específica que regule
todo el marco de atención a la diversidad. Así, para las ratios que deben aplicarse a los profesores de Pedagogía
Terapéutica y de Audición y Lenguaje, nos encontramos con una normativa estatal de los años noventa, exactamente la
Orden de 18 de septiembre de 1990, que habitualmente es sobrepasada con creces. Otra razón de peso para afirmar que
estos refuerzos son necesarios para llevar a cabo apoyos y agrupamientos flexibles en nuestras aulas.
La propia Comunidad de
Madrid es consciente de la importancia de mantener estos refuerzos COVID hasta finalizar el curso escolar y por ello,
en algunas de sus instrucciones publicadas, recoge que la aplicación personalizada de estas medidas se revisará
periódicamente y, en todo caso, al finalizar el curso académico. Además, demuestra que es la primera interesada en que
los docentes de refuerzo continúen durante todo el curso escolar cuando solicita al Gobierno central que comprometa
fondos COVID, al menos hasta junio de 2021, para seguir luchando contra la pandemia y mejorando el sistema
educativo. Incluso ha llegado a abstenerse, en la Asamblea de Madrid, en una iniciativa que insta al Gobierno regional
a mantener durante este curso a todo el personal docente contratado por la pandemia, en concreto, a los 1.117
profesores de refuerzo, cuyos contratos finalizan el 22 de diciembre.
Retirar ahora a estos
refuerzos de los centros provocará un innecesario caos organizativo, una vez que ya están funcionando tras superar las
múltiples dificultades de inicio de curso. Muchos de estos profesores volverán a ser contratados en enero para cubrir
otros puestos, pues no olvidemos el elevado número de plantillas que aún falta por completar, dada la escasez de
profesorado en la Comunidad de Madrid. Este último detalle también ha provocado que estos refuerzos no hayan podido
dedicarse íntegramente a los objetivos con que en un principio se les contrató, ya que se han visto obligados, por las
carencias de recursos personales de los centros, a realizar otras tareas, como guardias o sustituciones del
profesorado. Pero claro, siempre será más fácil achacar unos malos resultados como estos últimos del informe TIMSS a
un déficit en la preparación inicial y en el desarrollo profesional de los docentes.
Instamos a la Comunidad de Madrid a prolongar los contratos de este profesorado hasta final de curso, como ya han anunciado otras autonomías. La evolución de esta pandemia es impredecible, con un coste emocional y académico para nuestros alumnos, que merecen la mayor atención posible, sin escatimar en recursos como los refuerzos COVID.
En los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a la falta de inversión en educación y los vaivenes de leyes educativas