Esteban Serrano Tamayo
Secretario de Organización
DENTRO de la educación que debe recibir el alumno, juegan un papel fundamental el profesorado y su selección. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de un sistema que organice esta elección y que todos los docentes tengan las mismas oportunidades, respetando los principios de igualdad, mérito y capacidad.
Desde 1588, cuando Felipe II ideó un sistema de exámenes para seleccionar al mejor profesorado, hemos pasado por incontables procesos de oposición, como podemos imaginar, algunos incluso celebrados en los últimos años bajo la sombra del coronavirus. Pues bien, cuando creíamos que lo habíamos visto todo, este curso nos hemos encontrado con un proceso de estabilización por concurso de méritos y nos esperan en junio dos procesos de concurso-oposición para Secundaria y otros cuerpos, uno de estabilización y otro de reposición.
El primero ha sido un concurso de méritos celebrado en nuestra comunidad autónoma de forma simultánea con la mayoría de comunidades, cuyo plazo de presentación de solicitudes finalizó el pasado 21 de diciembre de 2022 y ya se han publicado los primeros listados de admitidos y excluidos. El problema es que este sistema de estabilización ha sido concebido fundamentalmente para plazas de otros colectivos de empleados públicos, y esperamos que no incida negativamente en la estabilidad del profesorado de determinados cuerpos y especialidades como nos tememos, ya que se ha intentado aplicar un sistema de estabilización que fue diseñado para otras administraciones con realidades totalmente distintas del ámbito educativo y se pretende llevar a cabo en el sector docente sin apenas tener en cuenta las características específicas del mismo.
Este primer concurso de méritos debería estar resuelto lo antes posible para que los aspirantes sepan si tienen que presentarse o no a los dos procesos de concurso-oposición que tendrán lugar a finales de este curso. Esta novedosa simultaneidad de exámenes nos presenta otra incógnita: cómo será su organización. No será fácil desarrollar dos sistemas de oposición de forma paralela cuando cada proceso tiene unas peculiaridades definidas en cuanto al número y las características de las pruebas y su carácter eliminatorio o no.
Una vez finalizados estos procesos de estabilización con la convocatoria de maestros del próximo año, quizás sea necesario plantearnos un sistema de concurso-oposición menos subjetivo, con temarios oficiales con contenido, no meros títulos de temas, y pruebas más objetivas. Debemos señalar que muchos de los temarios que han de regir estos procedimientos no están adecuados a la actualidad educativa, normativa o social.
Desde el punto de vista legislativo, estos procesos no están siendo fáciles para los opositores. Este curso ya ha entrado en vigor la nueva ley educativa en los cursos impares y son numerosas las dudas a la hora de aplicar esta nueva normativa a las programaciones y unidades didácticas/situaciones de aprendizaje, ya que la Administración apenas ha ofrecido formación en este aspecto al profesorado madrileño.
Pero todas estas convocatorias de plazas deben servir para estabilizar las plantillas en los centros y conllevar un aumento de recursos por parte de las administraciones que permita desdoblar grupos, reducir la ratio en las aulas y el horario lectivo del profesorado, y mejorar sus condiciones de trabajo, para proporcionar al alumnado un mayor refuerzo educativo y una enseñanza óptima, más personalizada y segura, que enriquezcan el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Quizás sea necesario plantearnos un sistema de concurso-oposición menos subjetivo, con temarios oficiales con contenido, no meros títulos de temas, y pruebas más objetivas