Esteban Serrano Tamayo
Secretario de Organización
Cuando pensábamos que toda la polémica sobre la nueva ley educativa estaba aparcada y podíamos centrarnos en una verdadera mejora de nuestro sistema educativo, aunque sea de forma parcial por la pérdida de esperanza en el anhelado pacto educativo, nos encontramos con una vorágine política alrededor del desarrollo curricular de la LOMLOE y sus correspondientes libros de texto.
Para entender toda esta problemática relacionada con los currículos y los libros de texto, debemos recordar que la LOMLOE es una ley que nació sin diálogo, sin negociación previa y sin un mínimo consenso. Por tanto, nos tememos que, como ha sucedido con otras leyes educativas, previsiblemente será derogada o modificada, en aspectos sustanciales, con ocasión de un nuevo cambio de gobierno.
Desde ANPE ya denunciamos que el proyecto de esta nueva ley había omitido los pasos previstos para su tramitación: Mesa Sectorial con los representantes del profesorado, Consejo Escolar del Estado, Consejo de Estado, así como el trámite de comparecencias parlamentarias de representantes de la comunidad educativa llevado a cabo en todas las leyes orgánicas educativas anteriores.
Esta falta de consenso y acuerdos mínimos está desembocando en los últimos tiempos en una excesiva politización de la educación, utilizada como medio para la instrumentalización ideológica de la ciudadanía y como arma arrojadiza entre las diferentes opciones políticas, que lejos de minorar aumenta progresivamente.
Una vez publicados los Reales Decretos de enseñanzas mínimas de la nueva ley educativa que, en el caso de la Comunidad de Madrid supone el sesenta por ciento del currículo, ha surgido la polémica en cuanto al tratamiento ideológico de algunos de sus contenidos y su posible modificación en los correspondientes decretos autonómicos. Consideramos que, tanto los currículos como los libros de texto que de estos se puedan derivar, deben ser asépticos como han sido hasta ahora, limitándose a los contenidos curriculares, sin entrar en juicios de valor que en una sociedad tan diversa y compleja puedan generar controversias ajenas al proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestro alumnado.
Toda esta situación se traduce, como es lógico, en preocupación en las familias, pero pueden estar tranquilas y confiar en la profesionalidad del profesorado ya que, en las aulas, al margen de toda esta polémica y de los intentos de politización, no hay ningún tipo de adoctrinamiento.
La concreción de los currículos autonómicos en los centros educativos no se hace a través de los libros de texto, sino mediante las programaciones didácticas que elaboran los equipos de ciclo, o los departamentos didácticos en el caso de Secundaria, y son concretadas en la propia aula por los docentes. Si estas programaciones didácticas, que en definitiva contienen los contenidos a enseñar a los alumnos, no se ajustan a los currículos establecidos y a nuestro marco normativo y constitucional, la Inspección Educativa no las validará.
En consonancia, es el profesorado quien libremente elige qué material utiliza como apoyo para llevar a cabo sus programaciones didácticas y debemos dejar claro que los libros de texto son un apoyo más, igual que otro tipo de materiales digitales o impresos. Incluso hay centros que trabajan mediante proyectos y elaboran sus propios materiales. Como ocurre con las programaciones, si el servicio de Inspección Educativa detecta que algún material no se ajusta a la normativa, puede directamente retirarlos y no permitir su uso en los centros educativos de nuestra comunidad autónoma.
Ante este panorama, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, ha enviado una circular a los centros donde se considera procedente el mantenimiento de los libros de texto vigentes durante el curso 2021-2022 en aquellos cursos en que, de conformidad con la disposición final quinta de la LOMLOE, haya de implantarse el nuevo currículo, respetando la autonomía de los centros para la elección de los libros de texto y demás materiales curriculares.
Por tanto, nos tememos que, tras esta circular de la Comunidad de Madrid, este libro no está cerrado y nos esperarán nuevos capítulos. Pero no debemos olvidar que hay otras demandas de mejora en nuestro sistema educativo madrileño como son la bajada de ratios, la disminución del horario lectivo del profesorado y su burocracia, la equiparación salarial y el reconocimiento de la docencia y, en paralelo, el valor social de nuestros docentes, para así impulsar y prestigiar, como merece, la enseñanza pública de nuestra comunidad autónoma.
La concreción de los currículos autonómicos en los centros educativos no se hace a través de los libros de texto, sino mediante las programaciones didácticas