El liderazgo natural de Francisco Melcón Beltrán
Rosalía Aller Maisonnave
Secretaria de Comunicación
“Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más,
hacer más y convertirse en algo más, entonces eres un líder.”
John Quincy Adams, ex presidente de Estados Unidos.
“Bien es lo que bien acaba” sería una síntesis exacta en contenido, pero harto insuficiente para reflejar la senda espinosa de esfuerzos, vaivenes y adversidades que hubo de seguir Francisco Melcón desde que asumió la presidencia de ANPE-Madrid, en 2010, hasta completar su segundo mandato, en marzo del presente año.
Su proyecto se basaba en tres ejes fundamentales: “solidez, experiencia y eficacia en el liderazgo; renovación, participación y cambio desde la experiencia, y compromiso con el espíritu de ANPE”, según manifestó en el Consejo Sindical del 6 de marzo de 2010. Pero la puesta en marcha de estos lineamientos puso a prueba reiteradamente las dotes de liderazgo y el instinto, tanto político como sindical, de este profesor de EGB graduado en la Universidad de Barcelona, titulado en la especialidad de Ciencias Sociales, especializado en Pedagogía Terapéutica y licenciado en Geografía e Historia. El profundo conocimiento del mundo docente que guio su gestión había sido adquirido en una carrera iniciada en 1982 con el ingreso en el Cuerpo de Maestros, durante la cual fue asesor técnico en el exterior, docente en Tarrasa, Santa Coloma de Gramanet, Barcelona, Fuenlabrada y Valdemoro, en niveles educativos de Educación Especial, Primaria, Educación de Adultos y ESO, así como jefe de estudios.
Su vinculación con ANPE-Madrid es de larga data, pues se afilió en 1995 y desde 1996 ha pertenecido al Consejo Sindical. En 2002 fue nombrado secretario de Finanzas y miembro del Comité Ejecutivo, y pasó a formar parte del Consejo de Redacción de la revista Buzón de alcance, donde ha publicado numerosos artículos; en 2006, secretario de Organización de ANPE-Madrid y miembro del Consejo Sindical de ANPE. Durante estos años promovió y participó activamente en importantes iniciativas sindicales, como el diseño y la puesta en marcha del Defensor del Profesor en ANPE-Madrid, la propuesta, remitida a la Consejería de Educación, que propició la aparición del actual Decreto de Convivencia, y la Ley de Autoridad del Profesor.
Pero la asunción de la presidencia en 2010 marcó un punto de inflexión en su trayectoria. Por una parte, Francisco Melcón recibió a ANPE-Madrid situado a la cabeza del sindicalismo sectorial en la Enseñanza Pública y con amplia implantación entre el profesorado, una situación que debía ser mantenida e incluso potenciada. Por otra, la dura crisis económica que soportaba España estaba perjudicando seriamente a la educación madrileña y su profesorado, y el diálogo con las autoridades educativas llegó al grado cero. Esto generó una contestación unánime por parte de ANPE y el resto de organizaciones sindicales, que derivó en numerosas movilizaciones, manifiestos, notas de prensa, presencia constante en los medios. Liderar tal movimiento implicaba un considerable esfuerzo para la organización y esto exigió de su presidente una visión lúcida, unida a una energía y una entrega sin medida. Fue una etapa oscura, de la que Melcón hizo, al presentar su Memoria de Actividades 2014-2018, un “balance desolador”, y donde se podía destacar algún logro aislado, como la aprobación de la Ley de Autoridad del Profesor. A partir de junio de 2015, con el cambio de autoridades en la Consejería de Educación y graduales mejoras en el panorama económico, se fueron recuperando el diálogo y la negociación, gracias a los cuales se alcanzaron acuerdos relevantes para el profesorado, como el de Interinos y el nuevo Sectorial Docente, culminación de un largo proceso en el que ANPE-Madrid desempeñó un destacado papel.
Desde el inicio de su mandato, Francisco Melcón se había propuesto “consolidar los proyectos iniciados en la etapa anterior y desarrollar nuevas líneas de actuación e iniciativas, con la ayuda de todos los afiliados y del nuevo equipo que forma el Secretariado Autonómico, trabajando con la máxima entrega por la dignificación de la profesión docente y porque ANPE-Madrid siga siendo una organización absolutamente comprometida con la Enseñanza Pública, con una educación de calidad y con las legítimas reivindicaciones del profesorado”. Un objetivo ambicioso que hoy permite hacer un balance positivo de estos ocho años intensos, en los que destacan, entre otros logros y actividades: el incremento de representatividad tanto en las elecciones de 2010 y 2014 como en las de Religión de 2011 y 2015; la participación en mesas sectoriales; las reuniones institucionales con autoridades educativas y grupos políticos de la Asamblea de Madrid, así como la intervención ante su Comisión de Educación; la celebración de numerosas jornadas educativas y campañas; la participación en la Comisión Permanente y en el Pleno del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid y la presentación de votos particulares, las intervenciones en medios de comunicación y ruedas de prensa. ANPE-Madrid culmina este ciclo como una organización sindical consolidada y relevante.
Quienes hemos vivido de cerca las vicisitudes de la gestión de Paco no hemos percibido en él, durante estos ocho años, el menor atisbo de desánimo ni tentación de claudicar ni cambio de talante, sino por el contrario un sostenido entusiasmo que solo la convicción más profunda puede alimentar. Sin duda, nada de lo alcanzado habría sido posible sin su carisma inigualable, amalgama de una ágil inteligencia y una sorprendente habilidad negociadora —a las que tanto debe el profesorado— con la afabilidad del maestro cercano que aparece en las distancias cortas y todo lo entiende con pocas palabras. Despertar a un tiempo la admiración de un equipo y su adhesión a un proyecto que implica esfuerzos considerables, sin perder la comunicación personal, es una de las claves de un auténtico liderazgo, que se asienta en la auctoritas, entendida como “prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia”, según el diccionario académico. Así, en Paco confluyen el presidente firme que hemos seguido sin hesitación, el compañero junto a quien hemos trabajado con entusiasmo, el amigo intuitivo y, por supuesto, el profesor que tanto nos ha enseñado con su sagaz lectura del trasfondo de los hechos y que tendrá, por siempre, nuestra admiración, nuestra gratitud, nuestro cariño.